Gabriel Zendejas
La Secretaría de Marina (Semar) desbarató ocho laboratorios clandestinos de drogas sintéticas en los municipios de Culiacán, Tamazula, y Cosalá, fortalezas del Cártel de Sinaloa.
Este logro representó un duro golpe a las finanzas del crimen organizado al incautar toneladas de metanfetamina y un vasto arsenal de químicos esenciales y precursores utilizados en la fabricación de estupefacientes.
La relevancia de esta acción radica en su impacto directo contra la cadena de producción de drogas sintéticas, crucial para los ingresos del cártel.
La intervención resultó en la confiscación de seis toneladas de metanfetamina, más de 12.750 litros (aproximadamente 3.368 galones) de químicos esenciales y dos toneladas de precursores químicos.
Además, se hallaron tres reactores de diferentes capacidades, ocho destiladores, dos mezcladoras y diversas herramientas necesarias para la elaboración de drogas sintéticas. Las autoridades enfatizaron la importancia de esta operación, señalando que "tras su localización, los elementos de la Marina inhabilitaron y destituyeron los ocho laboratorios, logrando con ello una pérdida de millones de dólares a la delincuencia organizada".
Realizada en coordinación con la Fiscalía General de la República (FGR), la operación culminó con éxito gracias a los "recorridos y la vigilancia aérea y terrestre por parte del personal naval".
Es importante destacar que el primer hallazgo tuvo lugar en los poblados 'La Pluma de la Gallina' ―deshabitado―, 'El Bledal' ―con menos de mil habitantes―, 'Carricitos' y en inmediaciones de la presa José López Portillo, donde se ubicaron siete de los laboratorios clandestinos.
El segundo hallazgo se produjo en el poblado de 'El Tecomate', en el municipio de Culiacán, donde se encontró el octavo laboratorio.
La magnitud de los recursos incautados y la diversidad de equipos encontrados en estos laboratorios clandestinos evidencian la complejidad y el nivel de especialización alcanzado por las organizaciones criminales en la producción de drogas sintéticas.
La presencia de reactores y destiladores de diferentes capacidades indica la escala industrial de estas operaciones ilegales, diseñadas para producir sustancias estupefacientes en grandes cantidades.
La Secretaría de Marina (Semar) desbarató ocho laboratorios clandestinos de drogas sintéticas en los municipios de Culiacán, Tamazula, y Cosalá, fortalezas del Cártel de Sinaloa.
Este logro representó un duro golpe a las finanzas del crimen organizado al incautar toneladas de metanfetamina y un vasto arsenal de químicos esenciales y precursores utilizados en la fabricación de estupefacientes.
La relevancia de esta acción radica en su impacto directo contra la cadena de producción de drogas sintéticas, crucial para los ingresos del cártel.
La intervención resultó en la confiscación de seis toneladas de metanfetamina, más de 12.750 litros (aproximadamente 3.368 galones) de químicos esenciales y dos toneladas de precursores químicos.
Además, se hallaron tres reactores de diferentes capacidades, ocho destiladores, dos mezcladoras y diversas herramientas necesarias para la elaboración de drogas sintéticas. Las autoridades enfatizaron la importancia de esta operación, señalando que "tras su localización, los elementos de la Marina inhabilitaron y destituyeron los ocho laboratorios, logrando con ello una pérdida de millones de dólares a la delincuencia organizada".
Realizada en coordinación con la Fiscalía General de la República (FGR), la operación culminó con éxito gracias a los "recorridos y la vigilancia aérea y terrestre por parte del personal naval".
Es importante destacar que el primer hallazgo tuvo lugar en los poblados 'La Pluma de la Gallina' ―deshabitado―, 'El Bledal' ―con menos de mil habitantes―, 'Carricitos' y en inmediaciones de la presa José López Portillo, donde se ubicaron siete de los laboratorios clandestinos.
El segundo hallazgo se produjo en el poblado de 'El Tecomate', en el municipio de Culiacán, donde se encontró el octavo laboratorio.
La magnitud de los recursos incautados y la diversidad de equipos encontrados en estos laboratorios clandestinos evidencian la complejidad y el nivel de especialización alcanzado por las organizaciones criminales en la producción de drogas sintéticas.
La presencia de reactores y destiladores de diferentes capacidades indica la escala industrial de estas operaciones ilegales, diseñadas para producir sustancias estupefacientes en grandes cantidades.
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