Por: Noel F. Alvarado
Hoy fue instalado el tercer módulo de Sí al desarme, sí a la paz en Azcapotzalco, en la Parroquia de Santiago Apóstol el Mayor, ubicada en Colorines 15, Santiago Ahuizotla, en donde la ciudadanía puede acudir a canjear sus armas de fuego por dinero en efectivo hasta el 6 de noviembre.
La directora general de Gobierno de la Secretaría de Gobierno, Adriana Contreras Vera, llamó a la población a tomar conciencia del peligro que representa el uso de armas de fuego, especialmente en los hogares, por lo que recalcó que esta acción social busca prevenir accidentes fatales por el uso estos artefactos.
Destacó que del 21 de enero a la fecha se ha logrado la recuperación y destrucción de 4 mil 268 armas de fuego, de las cuales 3 mil 414 fueron cortas, 600 largas y 254 granadas; además de 6 cartuchos dinamita, 891 mil 052 cartuchos y 7 mil 411 estopines.
Recordó que para lograr estos resultados se ha trabajado de manera coordinada con la Secretaría de la Defensa Nacional, las secretarías de Seguridad Ciudadana, Inclusión y Bienestar Social; y la Iglesia Católica.
Además del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF), el Instituto de la Juventud que lleva a cabo las brigadas informativas casa por casa con promotores de la paz, así como el Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia.
El alcalde en Azcapotzalco, Vidal Llerenas, señaló que Sí al desarme, sí a la paz es un mecanismo legal y transparente para deshacerse de un arma, ya que no se investiga la procedencia y se destruye al momento.
Además, añadió, con esta acción se contribuye a evitar lesiones por armas de fuego en las fiestas patronales.
Al evento también asistieron representantes de la Secretaría de la Defensa Nacional, Coronel de Zapadores Diplomado de Estado Mayor, Jonás Maceda Barroso; de la Secretaría de Seguridad Ciudadana, María Teresa Tadeo; del Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia, Graciano Cruz; el director general de Gobierno de Azcapotzalco, Irak López Dávila; así como los diputados del Congreso local, Ana Cristina Hernández y José Emanuel Vargas Bernal.
Publicar un comentario