Por: Noel F. Alvarado
Conmemorar el Día del Trabajo no es lo mismo para Víctor Manuel Huerta González que para millones de mexicanos. Hoy cumple 44 años de servicio como archivista en la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje y, previo a iniciar los trámites para su jubilación espera ver la transición a tribunales laborales que tendrán instituciones como esa tras la aprobación de la Reforma Laboral.
Víctor Huerta se convierte en uno de los trabajadores con mayor antigüedad de la dependencia federal, y se describe satisfecho de servir durante más de cuatro décadas a la sociedad.
"Me pienso jubilar en diciembre o en marzo de 2020 porque quiero ver qué pasa. Yo me he puesto la camiseta en la Junta Federal muchos años y por el cariño que siento quiero ver la transición con el cambio de la Reforma Laboral", dice previo a disfrutar lo que ha construido junto a su familia durante esos años de trabajo.
En el jardín central de la junta, Vïctor elige un espacio para contar que en 1975 encontró la oportunidad de sumarse a la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS), donde se ha desempeñado en diversas áreas del órgano de impartición de justicia laboral, hasta llegar a Oficialía de Partes, donde está adscrito actualmente.
Don Víctor asegura que para permanecer en un mismo lugar de trabajo por tantos años es necesaria la vocación de servicio, desempeñar con gusto las labores encomendadas y estar a gusto en el ambiente laboral.
"A las nuevas generaciones les aconsejaría que tengan vocación para ayudar a los usuarios que vienen, aquí ayudamos a la gente y es una satisfacción".
Víctor Manuel es originario de la ciudad de México, hijo de un empleado automotriz y una ama de casa, buscó empleo en la STPS para contar con algo adicional de dinero, entonces estudiaba ingeniería, pero pronto abandonó los estudios para dedicarse a la labor de archivista.
Durante estos años de trabajo, relata que le tocó vivir la incorporación de la tecnología en las oficinas de la junta. "Las máquinas de escribir fueron reemplazadas por las computadoras y mucha gente se fue por el miedo. Pero fue bueno el cambio, las computadoras son más rápidas y más prácticas".
Al estar inmerso en los asuntos jurídicos, al archivista le nació la inquietud por estudiar la licenciatura de Derecho; pero al llegar al décimo semestre de la carrera desistió en su empeño por un título. Aunque reconoce que lo aprendido le ha sido de gran utilidad para su desempeño.
Debido a que la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje es el lugar donde Víctor Huerta ha pasado el mayor tiempo, desde sus 22 años de edad, aquí también conoció el amor.
En 1985, el empleado federal coincidió con Alicia Barrera Martínez en uno de los transportes que la dependencia ponía disposición de los trabajadores para trasladarse, de las instalaciones hacia la estación del metro más cercano. Sin dudarlo, él se le acercó e inició con ella una platica.
"Le dije que tenía la bolsa abierta y desde ahí empezó todo. Es la madre de mis cuatro hijos, ella sigue trabajando aquí como actuaria".
Víctor Huerta considera que una de las mejores experiencias laborales ha sido la confianza que le brindó la entonces secretaria de Peritajes y Diligencias, Esperanza Cepeda, para desempeñar funciones de actuario.
"No la defraudé, siempre hice el trabajo bien. Guardo mis constancias como recuerdo, porque también fui secretario de acuerdos. A mí me gusta trabajar, me gusta hacerlas bien"
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