Anécdota
Lino Calderón
Se cumplen 100 años del atentado contra Lénin por la anarquista Fani Kaplan I
En Moscú, antigua URSS, Lenin, Presidente del Consejo de Comisarios del Pueblo, que acaba de intervenir en un mitín en una fábrica de armamento, se dirige rodeado por la multitud al coche que lo espera para conducirlo a la reunión del Consejo de Comisarios, que debe iniciarse a las nueve de la noche. De pronto, Fani Kaplán, una mujer revolucionaria anarquista le dispara tres tiros, dos de los cuales lo hieren gravemente. Esto sucedió el 30 de agosto de 1918, fecha en el que cvomenzò un periodo de terror contra militantes anarquistas en la naciente URSS. Trasladado de urgencia al hospital se recuperá y el 18 de septiembre estará de nuevo en la reunión del Consejo de Comisarios del Pueblo. Se iniciará una purga masiva y despiadada contra todos los enemigos de la revolución.
Según la versión oficial la persona que atentó contra el líder de la revolución en agosto de 1918 fue la resentida y fanática eserista Fanni Yefimovna Kaplán. Fuente: archivo
Fanni Yefimovna Kaplán perteneció al movimiento revolucionario desde los 15 años. Al principio se adhirió a los anarquistas por influencia del hombre del que estaba enamorada, Víktor Garski bandido ordinario que en algún momento llegó a ser un anarquista más que por convicciones políticas serias, por rentabilidad. Fue él quien involucró a Kaplán en el atentado contra el gobernador general de Kiev. La bomba que prepararon les explotó a ellos mismos, él huyó pero Fanni no pudo, resultó herida y fue juzgada.
Por el fallido atentado se le aplicó la pena de muerte que luego se conmutó a cadena perpetua debido a la minoría de edad. La enviaron al campo de trabajos forzados más duro de Rusia, a la prisión de Akatúi donde perdió la vista casi completamente. Salió en libertad después de la amnistía declarada en la Revolución de Febrero como una revolucionaria socialista convencida.
Hasta el 6 de julio, los socialrevolucionarios o eseristas y los bolcheviques estaban en un mismo bloque, pero tras estallar el llamado motín izquierdista eserista, empezó en esencia una guerra civil. En ese momento no se habían cumplido las promesas del Partido ni el programa agrario. La gente se sentía engañada.
El 30 de agosto de 1918 tras el atentado contra el jefe de la Cheka en Petrogrado, Moiséi Uritski, a Lenin le aconsejan vívamente abstenerse de acudir a mítines. Yákov Mijáilovich Sverdlov le recuerda a Lenin que los bolcheviques no pueden temer al enemigo y que el pueblo no entendería que los comunistas mostraran debilidad. Lenin se dirigió a la fábrica de Míjelson en la que debía pronunciar su discurso, sin escolta alguna. Al salir, una mujer lo paró y habló con él unos dos minutos. Al dar Lenin el último paso hacia el coche se lanzó el primer disparo.
La versión del atentado por parte de Kaplán está construida solo sobre declaraciones de testigos. Ninguna pista, ninguna evidencia física. A primera vista no hay nada extraño en esto si no hubiera una evidente confusión de los hechos, de la cronología y de los detalles del suceso. Entre las personas que declararon se encontraba el chófer de Lenin, Piotr Guil, en cuya primera declaración afirmaba haber visto alzarse la mano de una mujer que apuntaba con un revólver a Lenin, revólver que luego lanzó al suelo y ella desapareció entre la multitud. El chófer declaró unas cuantas veces más y cada vez de forma diferente. Para confundir más las versiones, el Browning con el que supuestamente disparó Kaplán apareció a los tres días, cuando le aplicaron la sentencia.
En 1918 no se llevó a cabo ninguna peritación balística ni de huellas dactilares. No hay ninguna prueba de que Kaplán sostuviera el revólver en las manos en ningún momento. Lo único que se sabe en nuestros días es que la bala extraída del cuello de Lenin en el año 22 había sido lanzada desde un Browning. El único hecho que confirma que disparara Kaplán es el reconocimiento de la propia terrorista que afirmó haber disparado por propia convicción, no saber cuántas veces, ni con qué revólver, cuando no había razón para esconder tales detalles.
El Browning que se encontró al tercer día después del atentado contenía cuatro cartuchos de seis posibles. Lo que quiere decir que de ese revólver no se produjeron más de dos disparos. Sin embargo, en la chaqueta de Lenin había tres agujeros de disparo y este hecho era difícil de discutir. Las marcas de bala en la chaqueta no coincidían con las heridas del cuerpo.
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